Para estrenarlo voy a hablar de una novela (creo que ya comenté algo de ella, pero la estoy releyendo otra vez y merece cápitulo propio) que marcó un hito:
En el Camino, de Jack Kerouac.

Novela altamente recomendada para espíritus libres, mentes atormentadas y para cualquiera que en algún momento haya pensado salirse la senda marcada explorando, por su cuenta y riesgo, nuevos caminos.
Os voy a colgar un resumencillo bastante bueno que he encontrado en la red:
Los protagonistas de esta mítica novela de Kerouac no se pasan la vida en un camino en general, sino, en un camino muy concreto: una carretera (de hecho, el título original es 'On The Road', 'En la carretera'). Atraviesan repetidamente en coche el hemisferio norte del continente americano, de costa a costa, del océano Atlántico al Pacífico, de Nueva York a San Francisco. Hacen paradas intermedias, naturalmente. Para ver a los amigos, echarse novias, emborracharse, escuchar jazz. En definitiva, para vivir a tope, según ellos entendían lo que era vivir. Y ese «ellos» son los beat.
Esta novela de Kerouac lanzó a los beat a la fama. Su autor siempre lo lamentaría y, en realidad, fue víctima de esa fama. Pero si no se hubieran dado a conocer masivamente, nosotros probablemente nunca lo conoceríamos, lo que sería una pena. Pues las aventuras de aquellos tipos jóvenes de los años 40 todavía siguen apasionando y constituyen un modelo –negativo para muchos– de un modo de entender la existencia sin frenos que lleva a ese desastre que a todo el mundo espera en alguna curva de su tiempo. Con la diferencia de que cuando se produzca el último y definitivo accidente, desde el punto de vista de los beat, se habrá pasado por espacios físicos y mentales que permitieron vislumbrar el apunte de un gozo intenso.
Kerouac, sus amigos William Burroughs, Allen Ginsberg y tantos otros beat menos conocidos, y hasta totalmente desconocidos, lo creyeron. Y lo transmitieron con sus poemas, sus novelas, su actitud ante la vida consecuente con unos deseos de no perderse nada, de estar en pleno centro de la acción, de crear esa misma acción que, en definitiva, constituye lo único que hay para tipos tan lanzados para los cuales uno teme encontrarse al límite de sus fuerzas y nota que le acuden nuevas fuerzas, y a eso se llama precisamente vivir. Bob Dylan, Jim Morrison y muchos más pasaron su antorcha que ahora se mantiene brillante como nunca.
'En el camino' cuenta las andanzas de Dean Moriarty y Sal Paradise, unos personajes que son un reflejo de Neal Cassady y el propio Kerouac. El primero, delincuente juvenil, ex presidiario y tipo disparatado y entrañable, se dedica a conducir a toda velocidad, pasarse lo más posible y esperar la iluminación en un bar donde oiga un ¡Wow!, que le diga que todo está bien. Por su parte, Paradise Kerouac le introduce en los medios de los escritores jóvenes de Nueva York, en el mundo del jazz, en la poesía como desarreglo de los sentidos, y levanta registro de todo.
El motor que se ha puesto en marcha con el encuentro de estos dos tipos ya no parará de ir disparado durante las 300 páginas y pico del libro. El lector les acompaña pasado de revoluciones en aventuras divertidas, duras, emocionantes, tristes y siempre atractivas. Hay momentos que, como pasa con todo, decae la actividad –también la mental–, pero son pocos, aunque se cuentan cosas de un mundo que, superficialmente, ya tiene tan poco que ver que la globalización actual, donde los viajes son virtuales y los contactos a distancia.
Kerouac no ahorra polvo, sudor y lágrimas, semen, drogas y tragedias en carne y hueso. La fuerza de su prosa continúa hipnotizando y empujando a recorrer carreteras donde los cambios de rasante son amores perdidos, las cuestas empinadas luchas por alcanzar la intensidad, los cruces sin preferencia dudas sobre el sentido de tanta fatiga.
http://www.elmundo.es/elmundolibro/2000 ... 35461.html
Apunte biográfico:
Jack Kerouac.-(1922-69) Escritor norteamericano, nacido en Lowell (Mass.) y fallecido en San Petersburgo (Fla.). En 1950, con la aparición de su novela The Town and the City, se convirtió en el portavoz máximo del fenómeno cultural conocido como beat generation, en el que se integraban literatura, música y una cierta forma de vida, propagado desde San Francisco a todo lo largo de la costa del Pacífico, primero entre la juventud americana, con implicaciones más tarde en otros ámbitos.
El autor emprendió luego una andadura nómada durante siete años, fruto de la cual fue su novela On the Road (1957), quizá la más representativa de este intento de hallar una especie de metafísica a través de una aventura sensual y libre, proceso narrativo que se repite en The Subterraneans (1958), basado en el amor de un blanco y una negra, idilio que se produce sin alusión alguna a los condicionamientos raciales o sociales que rigen en el gran país americano, y en que tan sólo se destacan los fenómenos emotivos «naturales» de un existencialismo primitivo y sin trabas morales.
Aparecieron luego sucesivamente The Dharma Bums (1958), los versos de Mexico City Blues (1959), Doctor Sax (1959), Maggie Cassidy (1960), Tristessa (1960), Passing Through (1960), Lonesome Traveler (1960), Visions of Cody (1960), The Scripture of the Golden Eternity (1960), Book of Dreams (1961), Big Sur (1962), Visions of Gerard (1964), Desolation Engels (1965), Satori in Paris (1966) y The Vanity of Duluoz (1968); en todas estas obras campea también el mismo acento sinceramente autobiográfico, que se separa voluntariamente de la sociedad convencional y establece, a su manera, otro mundo subterráneo y pícaro, rebelde y alucinado, reclamado en parte de las tradiciones orientales del Zen o del lirismo sensual de los goliardos medievales.
Apostillas propias:
Queda pendiente colgaos un párrafo del libro que resume gran parte de su esencia. * Os lo adjunto:
"(...) Y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas..."
