Los ultras

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Drakul
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Los ultras

Mensaje por Drakul »

domingo 5 de abril de 2009
El fenómeno ultra.
http://de-nit.blogspot.com/2009/04/el-f ... ultra.html

Hace unos años miraba un partido en el bar de mi amigo Julio en Benimaclet. El cantó era un bar pequeño que daba pie a las conversaciones de barra con todo aquel cliente que estuviera allí. Aquel día las cámaras enfocaron a un "aficionado" ultra. Un señor que veía el partido dijo "si esto lo genera el fútbol, yo no quiero ser parte de ello". Yo le discutí su sentencia. No es el fútbol lo que genera esto, es la sociedad. Estos descerebrados no entienden de fútbol, ni de política y se agarran al tren que pasa con un billete que les de derecho a sentirse parte de algo. Los ultras son al fútbol lo que las pulgas a un perro de raza. No debieran estar, no las genera el perro, pero si las pulgas pueden se suben a su lomo y nos pican a sus dueños.

Todo esto viene a la agresión sufrida por manolo el del bombo en tierras madrileñas. Los que le apalearon, no representan al Real Madrid, ni a Madrid, ni a ninguna ideología. No son mas que pulgas que envilecen este deporte.

Un vez, en Mestalla, en un Valencia-Real Madrid, el acomodador se equivocó y nos sentó a mi hermano y a mi con la afición visitante. Estábamos sorprendidos porque habíamos comprado las entradas en una peña valencianista pero nos sentamos. En la grada había un gran hueco y alrededor gente con vestimentas del Madrid. Nos sentamos y un cuarto de hora después acompañados por la policía nacional, que ejercían de pastor entre tanto borrego, llegaron los ultrasur. La grada madridista empezó a aplaudirles. Detrás de mi un niño les aplaudió y su padre le reprendió con la siguiente frase: "No les aplaudas, mira, por culpa de ellos, tú y yo estamos aquí arriba y no podemos ver el fútbol como personas normales". Ese madridista era un amante del fútbol. Los otros... pulgas.
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sento
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Re: Los ultras

Mensaje por sento »

No conocía lo de Manolo, con lo crack que es :(
Spawn
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Re: Los ultras

Mensaje por Spawn »

Menuda gentuza!!! icon_puke Animo Manolo y que pronto vuelvas a animar como antes... :!:
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Patchouli
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Re: Los ultras

Mensaje por Patchouli »

Pobre hombre. Asco de... icon_puke Este tipo de "gente" es lo peor.
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Maserati
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Re: Los ultras

Mensaje por Maserati »

Manolo el del bombo, ese anarkista.
Atomic
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Re: Los ultras

Mensaje por Atomic »

Justamente estoy haciendo un trbajo bastante completo sobre el fenómeno ultra en España, tanto de la élite, como categorías inferiores.
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Drakul
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Re: Los ultras

Mensaje por Drakul »

Atomic escribió:Justamente estoy haciendo un trbajo bastante completo sobre el fenómeno ultra en España, tanto de la élite, como categorías inferiores.


Copia y pega aquí cuando lo termines pues.
Atomic
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Re: Los ultras

Mensaje por Atomic »

Marco teórico
¿En qué consiste?

A menudo son noticia las actuaciones vandálicas de grupos de hinchas jóvenes y radicales, que se autodenominan ultras en España desde 1985 y que exhiben una actitud guerrera y provocativa en el campo de fútbol y en las calles. Los grupos ultras constituyen una subcultura juvenil y sus actuaciones son rituales seculares, en los que la violencia exhibida cumple una función en gran medida simbólica.

Los ultras sólo tienen existencia en un espacio y un tiempo muy concreto y reducido: el que corresponde a un partido de fútbol y a sus momentos previos y posteriores inmediatos.

Cuando hay una situación en que dos o más individuos se encuentran en una confrontación que tiene como origen el fútbol en la cual una o más de una de las personas afectadas sale perjudicada, siendo agredida física entonces hablamos de violencia en el fútbol.

La violencia no sólo va dirigida a hinchas de otros equipos, sino que también contra la propia directiva de los clubes o jugadores del equipo. Y este problema no sólo afecta a los clubes que se encuentran en la élite, véase el caso de equipos que se encuentran en Primera División o Segunda., sino que también afecta a clubes semi-profesionales o amateurs que militan en las categorías más modestas del fútbol español, como Primera y Segunda Regional, Preferente o Tercera División, competiciones muy poco atractivas para los medios, pero que mueven gran cantidad de aficiones, que generalmente suelen ser gente de la misma localidad del club. Estos aficionados siguen incluso a sus equipos cuando van a jugar a 300 o 400 Km. de distancia, haciéndose cargo de los gastos pertinentes.

Recientemente, se han producido multitud de detenciones, sobre todo en Cataluña y Albacete, entre grupos de aficionados de este estilo, equipos modestos que militan en dichas categorías inferiores.

El perfil del ultra



El perfil del ultra suele ser jóvenes varones, de entre 16 y 25 años, enfundados en calzado deportivo, pantalones vaqueros y cazadoras de cuero negro o cazadoras de color verde oscuro, un color militar, todos ellos ataviados con bufandas decoradas con sus respectivos colores o símbolos característicos del equipo al que pertenecen. Su imagen es muy agresiva, con pelo rapado o casi, aunque no es siempre. Se mueven todos en grupo, tanto dentro como fuera del campo, por la protección que le proporciona el grupo numeroso, pues le da un anonimato para intentar quedar impune de las acciones que realizan. La inmensa mayoría proceden de las clases más bajas de la sociedad, con la excepción de los miembros que se identifican con la extrema derecha, que suelen provenir de clase media y media-alta. No suelen haber muchas mujeres, aunque existe un pequeño número, el 7%.
En los fondos de los estadios se junta gente muy diversa. Hay heavies, punkies, skins, mods, rockers bakalas y un largo etc. Todos ellos están pacificados por el amor a unos mismo clores, un mismo equipo, una misma meta: que su equipo gane. Es muy difícil que se consiga esta mezcla de tantas y tan variadas tribus urbanas fuera de los estadios. Una frase resume el comportamiento de los ultras y las tribus urbanas: “El sábado por la noche se pelean entre ellos, pero al día siguiente, el día del partido, se unen en defensa de una causa común: el equipo”.
Los skinheads de los grupos radicales se agrupan bajo símbolos nazis y se definen ellos mismos como racistas, violentos e intolerantes. Además proclaman la superioridad de la raza blanca y alaban el antisemitismo. La violencia es parte de su vida cuotidiana y se sienten satisfechos de los actos bárbaros y violentos que realizan, así como también del miedo que infunden. Sus victimas son marginados sociales e inmigrantes.

Los skin red, acérrimos rivales de estos últimos, son de ideología izquierdista y se agrupan en asociaciones estables y editan fanzines. Otros más radicales son los “sharp” o cabezas rapadas contra el racismo. Son antifascistas y antirracistas.

Comportamiento

Los ultras son personas normales durante la semana, pero que se transforman en horribles seres violentos durante el transcurso de los partidos de sus equipos, aunque apenas muestran atención al partido porque el espectáculo son ellos mismos. Se divierten provocando, quemando banderas, tanto del equipo rival como de comunidades autónomas, también de países cuando se enfrentan a equipos extranjeros o a selecciones nacionales. Lanzan objetos al terreno de juego, son famosos los mosaicos o tifos que realizan lanzando rollos de papel higiénico sobre el césped o colocando cartulinas de colores sobre los asientos para después levantarlas. Hacen explotar petardos o encienden bengalas, aunque está prohibida su entrada a los estadios, ellos las pasan escondidas en sus botas o entre los bocadillos. También acostumbran a beber cerveza, de barril, en vaso de plástico, porque cristal no puede haber en el estadio. Aparte de ingerir bebidas alcohólicas antes del partido y durante el transcurso del mismo, también acostumbran a ingerir una gran cantidad de sustancias estupefacientes para no poder estar quietos.
Para evitar problemas con ellos del tipo de avalanchas, correr en los fondos o peleas, les quitan los cordones de las botas de seguridad, que llevan puntera de acero, de la marca DOC MARTEENS. También en algunos estadios requieren de: Control de paso: tornos, portillos y barreras de vehículos; control de presencia de los empleados de la instalación, sistema de videovigilancia y CCTV y detector de metales y/o escáner seguridad.
Las acciones de los ultras siguen pautas fijas y comunes en todos los estadios, según un esquema que, una vez conocido, permite anticiparlas, porque son repertorios coordinados, estables y permanentes. Son manifestaciones convencionales de hostilidad, que sirven principalmente para representar la enemistad con el rival, permitiéndoles identificarse con los propios y provocar ritualmente al enemigo. Los mensajes ofensivos que profieren encierran insultos colectivos, que valen lo mismo para los ultras de un equipo que de otro y dependen más del significante que del significado. Estando las aficiones estrictamente separadas y controladas por la policía, las amenazas se expresan sobre todo en la competición sonora entre canciones, consignas e insultos que se lanzan como comportamientos obligados que esperan invariables respuestas también obligadas. La batalla de coros, iniciada antes del partido, es un tipo de comunicación prefijada entre grupos ultras, en la que cada bando, desde lados opuestos del campo, replica e intenta superar al otro. La elección de los cantos y la intensidad con que se entonan logran al fin acallar a uno de los grupos que ya no puede replicar. Esta actuación sirve para asegurar cohesión al grupo y para doblegar a los rivales, y se ejecuta bajo la dirección de un cabecilla, que tiene reconocimiento y status propio en el grupo.
Relación con los directivos

Los grupos violentos del fútbol estaban amparados en un primer momento por los directivos y presidentes de los clubes. Los directivos, al menos una parte de ellos, fomentaron y protegieron la formación de los grupos ultra en sus comienzos, aunque la gran mayoría mostró una actitud pasiva, permitiéndoles ser impunes a todo tipo de controles y el crecimiento de la violencia y la intolerancia, el racismo.

Algunos directivos los llegaron a utilizar como guardia personal o también para desestabilizar las asambleas de emisarios o socios con actitudes intimidatorias y conflictivas.

El 75% de los grupos ultras tienen un local en el interior del estadio que el club les cede para que guarden su material de animación, como ellos lo denominan. Pero no sólo el fútbol. Las manifestaciones y los conciertos son también los escenarios donde se mueven. Allí se intercambian información, se hacen contactos, se preparan las acciones, se jactan de lo que hacen... es su mundo.

Actualmente, los directivos ya no son nada permisivos con estos grupos y han quedado marginados, debido a la presión de la Administración, porque declarará a los clubes responsables civiles subsidiarios de las conductas delictivas de los ultras relacionados con el club.

Los clubes tienen el compromiso de invertir un tercio del dinero que perciben por las quinielas en seguridad. Y eso es mucho dinero. Las cúpulas directivas de los equipos al fin se han concienciado para que no pase nada en los estadios, que es donde ellos tienen algún tipo de responsabilidad legal, pero les da igual lo que pase luego en la calle.

El desafío racista es una realidad durante los encuentros de fútbol, cuyas pancartas y banderas franquistas, símbolos nazis y gritos obscenos están al alcance de ser observados por todos, también desde los palcos que acogen a autoridades y directivos. Y se les deja hacer, se reserva grada a los ultras, se les otorga local dentro del estadio y se les financian viajes. Esa permisividad e indolencia durante años, cuando no apoyo público, trufada de gestos testimoniales ineficaces, ha supuesto el crecimiento del problema, dañando no sólo al fútbol, sino al conjunto de la sociedad, y en especial a los colectivos vulnerables, víctimas de su intolerancia criminal trasladada fuera de los estadios. La capacidad de contaminación de estos grupos va mas allá de un campo de fútbol, alcanzando a sectores juveniles y, a través de Internet, el racismo ultra conecta con insidiosas webs, foros y un mundo virtual neofascista cada vez más clandestino, aunque no inmune a la infiltración de periodistas y policías que desvelan, pese a quienes no reconocen el problema, que tenemos un peligro que ataca a todos y a la democracia.

Financiación

Los ultras suelen financiarse con la venta de objetos de mercadotecnia en los alrededores del estadio y con la reventa de localidades previamente donadas por los clubes de origen, para que puedan asistir a las gradas del estadio. También, hay casos especiales en los que se financian gracias a las aportaciones de algunos jugadores.


El árbitro

La justicia que imparte el árbitro en el campo de fútbol es un tipo especial de justicia. Se puede estar de acuerdo o disentir de las sentencias de los jueces, de las órdenes de los guardias de tráfico, de las notas de los exámenes escolares pero, aunque se pueden recurrir, se acatan porque se reconoce la autoridad de la que emanan. En cambio, las decisiones del árbitro en los campos de fútbol no se pueden recurrir, pero son contestadas por el público que cuestiona su autoridad y su pretendida neutralidad hasta el punto de que la protesta por las decisiones arbitrales está incorporada al ritual de cualquier público.

Los jugadores no pueden protestar y por eso incitan a veces a los hinchas a que lo hagan, pero la protesta de los espectadores se tolera y no conlleva sanciones de ningún tipo, porque lo que sucede en el espacio del público no está reglamentado por las reglas deportivas y sólo afecta a la labor del árbitro si el público se mete en el terreno de juego, bien directamente o bien lanzando objetos.

El repudio de la autoridad arbitral por los espectadores es también simbólico pues la autoridad del árbitro no puede ser oficialmente negada y sus decisiones son finalmente las que valen, porque para eso tiene toda la autoridad legal. Las protestan porque el árbitro no tiene autoridad legítima a los ojos de los hinchas que participan en el partido identificados con su equipo y niegan toda posibilidad de neutralidad. Como el público está metido en el partido, pero no en el terreno de juego en el que reina la (in)justicia de árbitro, la pretensión de legitimidad de su justicia se integra en el partido como conflicto con el árbitro.

Origen del problema

El origen del problema, sin lugar a dudas, es el fanatismo y el no saber perder de las personas. Desde siempre, el fútbol ha sido un foco de conductas que expresan agresión, entendidas como rituales.

Podemos remontarnos a los tiempos clásicos, la época de las carreras de carros en Roma y en Bizancio. Durante esta época, encontramos tipos de modelos de conducta que son casi idénticos a los que hoy en día vemos en las gradas. Los aficionados se visten con los colores de su equipo, prenden fuego a las sedes de otros clubes y molestan a todo el mundo.

En los partidos de fútbol medievales había centenares de jugadores y al final resultaban ser batallas en el campo de juego entre jóvenes de pueblos rivales quienes aprovechaban para resolver disputas desavenencias y discusiones sobre el campo. Los orígenes del fútbol contemporáneo se encuentran en estos violentos grupos ingleses.

La violencia está presente en la mayoría de deportes de equipo: Baseball, basketball y fútbol americano. La violencia no está relacionada con el fútbol exclusivamente, aunque esta idea se ha extendido mucho, sobre todo la idea de que chavales de clase trabajadora que encuentran en el fútbol y en la violencia una válvula de escape para forjarse una reputación. Esta no se puede conseguir a través de la educación o el trabajo, pero sí siendo un gallito en las gradas los sábados por la tarde.
La gran mayoría de gente que va a los partidos y toma parte en lo que podríamos describir como hooliganismo es de clase trabajadora. El hooliganismo es un fenómeno británico. Si miramos el resto de Europa, Italia por ejemplo, el despliegue es muy amplio. La mayoría de países europeos experimentan los mismos problemas.

Medios de comunicación

Cada año los medios de comunicación reinventan el concepto de hooliganismo. Al principio de temporada y antes de los partidos más tensos de toda la campaña futbolística con predicciones apocalípticas. Los medios de comunicación crean el problema, puesto que hacen de trampolín o escriben un guión de conducta y hay muchísima gente dispuesta a desempeñar el papel que se le asigna.

Así que cuanta más atención les prestan los medios, sobre todo televisión, más emocionante en el partido y más realizados se sienten y es muy difícil salir de eso.

El alcohol y drogas


El papel del alcohol en la violencia en los estadios es mencionable. Podemos culpar a la bebida de la violencia cuando se nos acaban las explicaciones, aunque no es así. Con esto no digo que no sea importante el papel del alcohol, lo único es que no nos lleva a la verdadera raíz del problema. Un ejemplo que corrobora mis deducciones es un partido, la final de Copa de Europa entre el Aston Villa y el Bayern de Munich en la ciudad holandesa de Rótterdam Los aficionados bebieron cerveza sin alcohol, sin saberlo, y se pusieron violentos.

Asociamos muchos países con el alto consumo de alcohol de sus hinchas pero no con la violencia, como los irlandeses y los daneses. Los daneses han desarrollado una contra-cultura llamada rooliganismo (de la palabra roolig, “tranquilo”), son famosos por su valentía al beber, sin embargo pocas veces son violentos. Por otro lado, Italia ha protagonizado algunos actos violentos relacionados con el fútbol aunque los aficionados italianos no beben nada antes de partidos que envuelven gran rivalidades. No puedes emborracharte cuando vas a tomar parte en una situación de alto riesgo y en donde vas a necesitar cuatro ojos. A todo esto, los aficionados europeos tachan de ridícula la actitud de los británicos al emborracharse.
Es muy interesante el hecho de que se haya investigado muy poco sobre los efectos de las drogas ilegales en la conducta de los aficionados. Se toman muchas drogas. Hoy en día, si vas a un partido con una lata de cerveza te pueden multar. Si enciendes un porro gigante en las gradas, es muy difícil que lleguen a amonestarte. Es un giro muy extraño. Posiblemente las anfetaminas tengan más efecto que el cannabis. Mezclar alcohol y anfetaminas siempre acarrea consecuencias, pero no hay estudios profundos en el marco futbolístico.
Últimos altercados

En Holanda se ha decidido que los Ajax-Feyenoord se jueguen durante años sin público, a puerta cerrada, debido a la gran cantidad de altercados. El partido sólo lo podrán seguir en vivo los socios locales. En Guatemala han muerto 6 personas porque unos ultras les dispararon. En Italia, hace dos años, se suspendió el Calcio durante dos jornadas debido al asesinato de policía.

Fue detenido, en el estadio Vicente Calderón, un hincha del Olimpique Marseille por pegar a un policía durante el partido de Champions League que enfrentaba al Atlético de Madrid con el Olimpique Marseille. Fue condenado a 6 años de cárcel, pero más tarde fue absuelto. Dicho sujeto era Santos Mirasierra.

En España

El problema del racismo y de la violencia en el fútbol no es reciente, enquistado en nuestro país desde hace años, ha ocasionado graves sucesos criminales. Los fondos ultras en casi todos los estadios de categoría nacional son el vivero más importante para la captación de jóvenes por grupos que promueven el odio, además de un lugar privilegiado para el exhibicionismo simbólico antidemocrático. Los hechos lo demuestran. Sin embargo, esta realidad contrasta con la ausencia de políticas eficaces para erradicar el problema y con la escasa cooperación de los directivos de los clubs, la Liga y la Federación, salvo excepciones como Laporta en Barcelona.
Grupos violentos de España
• Frente Atlético
• Biris Norte
• Riazor Blues (disuelto por la muerte de Manuel Rios)
• Ultras Sur
• Boixos Noios
• Indor Gorri
• Peña Mújica
• Celtarras
• Supporters Sur
• Bukaneros
• Yomus
• Brigadas Blanquiazules
• Frente Amarillo

Soluciones

Los problemas no van a desaparecer. Hay miles de chicos con problemas de conducta relacionados con esta cuestión. La idea de convertir los campos de fútbol en agradables y tranquilos oasis en una sociedad violenta es una utopía. Vivimos en una sociedad cada vez más violenta y eso se refleja en los estadios. Tal vez, la gente continua haciéndolo por las mismas razones que llamaron la atención a sus predecesores: ¡ir a los partidos, viajar y vivir experiencias muy buenas!”

Realmente no hay ningún modo no drástico (jugar partidos sin público) que subsane el problema de la violencia y los ultras. Si lo hay es de poco efecto inmediato, pero que a la larga descenderá, las cifras. Este método es ir inculcando a los niños con un sentimiento de fraternidad aunque sean de diferentes, es decir, hacerlos tolerantes y hacerles ver que las peleas están mal.

También se están endureciendo las leyes. Se persigue mucho más a los violentos y además ya no se les acusa de faltas, si no de delitos. Además van a crear una nueva fiscalía, la Fiscalía contra el Racismo y Delitos de Odio que dé tranquilidad en la calle y los campos de fútbol.
Desde el Consejo Superior de Deportes, se impulsó un Protocolo de Actuaciones contra el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia, pero, a día de hoy, las medidas estratégicas más importantes de prevención, control, sanción y represión de estas conductas no se cumplen y ni siquiera el Observatorio del Racismo y la Violencia en el Deporte, creado, entre otras funciones, para velar por el cumplimiento efectivo de las citadas medidas, funciona regularmente, hasta el punto de que carece de dotación económica. Medidas imprescindibles como expulsar de los estadios a quienes participen de incidentes racistas y violentos, regularizar asociativamente las hinchadas e impedir el anonimato, acabar con privilegios para los ultras, sancionar rigurosamente, incluido el cierre del estadio, o ejercer acciones legales ante conductas punibles por el Código Penal, ni se llevan a cabo, ni se ven perspectivas de aplicación.
En consecuencia, resulta necesario reclamar una acción enérgica del Gobierno que obligue a respetar la legalidad contra el racismo y la violencia, que promueva la acción policial especializada e impulse la intervención de la fiscalía para que los derechos fundamentales no sean suspendidos, ni en los aledaños de un estadio, ni en una grada, ni en Internet, ni en las calles de la ciudad. De lo contrario, corremos el riesgo de que unos pocos cometan la barbaridad, muchos más la aplaudan y todos la consientan.
Resulta obvio que para atajar este problema en el fútbol no sólo se deba poner remedio en los que directamente la causan (hinchas) sino también en aquellos que la promueven (medios de comunicación, directivos).
Se debería promover los valores humanos, la buena convivencia, el compañerismo y el esfuerzo colectivo en las actividades y espectáculos deportivos. La tolerancia, la comprensión y el reconocimiento del otro en el deporte a través de la reflexión, el intercambio de ideas y las actividades de taller.
Hay que involucrar a todos los protagonistas del deporte, directos e indirectos (jugadores, dirigentes, seguidores, periodistas, medios de comunicación), en el compromiso de la búsqueda de soluciones para la problemática y el cambio de conductas perjudiciales.
Atomic
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Re: Los ultras

Mensaje por Atomic »

Os ha gustado y tal?
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sento
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Re: Los ultras

Mensaje por sento »

Atomic escribió:Os ha gustado y tal?
Yo es que lo estoy leyendo por fascículos :lol:
Spawn
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Re: Los ultras

Mensaje por Spawn »

Atomic escribió:Os ha gustado y tal?
Esta bien, gran trabajo Atomic(pedazo tocho te has currau)... :wink:
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INFERNO
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Re: Los ultras

Mensaje por INFERNO »

Atomic escribió:Os ha gustado y tal?
:shock: joerrrr cuando sale la pelicula?? porque el tocho es largo de leer ¿eh?.
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Drakul
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Re: Los ultras

Mensaje por Drakul »

INFERNO escribió: :shock: joerrrr cuando sale la pelicula?? porque el tocho es largo de leer ¿eh?.

Normal que seas del Villarreal... Para ser del Valencia tienes que leer mas
cyber
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Re: Los ultras

Mensaje por cyber »

Drakul escribió:
Normal que seas del Villarreal... Para ser del Valencia tienes que leer mas

No te metas con él, no tiene la culpa de que no haya colegios en Villarreal.
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Mario Alberto
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Re: Los ultras

Mensaje por Mario Alberto »

Atomic escribió:Marco teórico
¿En qué consiste?

A menudo son noticia las actuaciones vandálicas de grupos de hinchas jóvenes y radicales, que se autodenominan ultras en España desde 1985 y que exhiben una actitud guerrera y provocativa en el campo de fútbol y en las calles. Los grupos ultras constituyen una subcultura juvenil y sus actuaciones son rituales seculares, en los que la violencia exhibida cumple una función en gran medida simbólica.

Los ultras sólo tienen existencia en un espacio y un tiempo muy concreto y reducido: el que corresponde a un partido de fútbol y a sus momentos previos y posteriores inmediatos.

Cuando hay una situación en que dos o más individuos se encuentran en una confrontación que tiene como origen el fútbol en la cual una o más de una de las personas afectadas sale perjudicada, siendo agredida física entonces hablamos de violencia en el fútbol.

La violencia no sólo va dirigida a hinchas de otros equipos, sino que también contra la propia directiva de los clubes o jugadores del equipo. Y este problema no sólo afecta a los clubes que se encuentran en la élite, véase el caso de equipos que se encuentran en Primera División o Segunda., sino que también afecta a clubes semi-profesionales o amateurs que militan en las categorías más modestas del fútbol español, como Primera y Segunda Regional, Preferente o Tercera División, competiciones muy poco atractivas para los medios, pero que mueven gran cantidad de aficiones, que generalmente suelen ser gente de la misma localidad del club. Estos aficionados siguen incluso a sus equipos cuando van a jugar a 300 o 400 Km. de distancia, haciéndose cargo de los gastos pertinentes.

Recientemente, se han producido multitud de detenciones, sobre todo en Cataluña y Albacete, entre grupos de aficionados de este estilo, equipos modestos que militan en dichas categorías inferiores.

El perfil del ultra



El perfil del ultra suele ser jóvenes varones, de entre 16 y 25 años, enfundados en calzado deportivo, pantalones vaqueros y cazadoras de cuero negro o cazadoras de color verde oscuro, un color militar, todos ellos ataviados con bufandas decoradas con sus respectivos colores o símbolos característicos del equipo al que pertenecen. Su imagen es muy agresiva, con pelo rapado o casi, aunque no es siempre. Se mueven todos en grupo, tanto dentro como fuera del campo, por la protección que le proporciona el grupo numeroso, pues le da un anonimato para intentar quedar impune de las acciones que realizan. La inmensa mayoría proceden de las clases más bajas de la sociedad, con la excepción de los miembros que se identifican con la extrema derecha, que suelen provenir de clase media y media-alta. No suelen haber muchas mujeres, aunque existe un pequeño número, el 7%.
En los fondos de los estadios se junta gente muy diversa. Hay heavies, punkies, skins, mods, rockers bakalas y un largo etc. Todos ellos están pacificados por el amor a unos mismo clores, un mismo equipo, una misma meta: que su equipo gane. Es muy difícil que se consiga esta mezcla de tantas y tan variadas tribus urbanas fuera de los estadios. Una frase resume el comportamiento de los ultras y las tribus urbanas: “El sábado por la noche se pelean entre ellos, pero al día siguiente, el día del partido, se unen en defensa de una causa común: el equipo”.
Los skinheads de los grupos radicales se agrupan bajo símbolos nazis y se definen ellos mismos como racistas, violentos e intolerantes. Además proclaman la superioridad de la raza blanca y alaban el antisemitismo. La violencia es parte de su vida cuotidiana y se sienten satisfechos de los actos bárbaros y violentos que realizan, así como también del miedo que infunden. Sus victimas son marginados sociales e inmigrantes.

Los skin red, acérrimos rivales de estos últimos, son de ideología izquierdista y se agrupan en asociaciones estables y editan fanzines. Otros más radicales son los “sharp” o cabezas rapadas contra el racismo. Son antifascistas y antirracistas.

Comportamiento

Los ultras son personas normales durante la semana, pero que se transforman en horribles seres violentos durante el transcurso de los partidos de sus equipos, aunque apenas muestran atención al partido porque el espectáculo son ellos mismos. Se divierten provocando, quemando banderas, tanto del equipo rival como de comunidades autónomas, también de países cuando se enfrentan a equipos extranjeros o a selecciones nacionales. Lanzan objetos al terreno de juego, son famosos los mosaicos o tifos que realizan lanzando rollos de papel higiénico sobre el césped o colocando cartulinas de colores sobre los asientos para después levantarlas. Hacen explotar petardos o encienden bengalas, aunque está prohibida su entrada a los estadios, ellos las pasan escondidas en sus botas o entre los bocadillos. También acostumbran a beber cerveza, de barril, en vaso de plástico, porque cristal no puede haber en el estadio. Aparte de ingerir bebidas alcohólicas antes del partido y durante el transcurso del mismo, también acostumbran a ingerir una gran cantidad de sustancias estupefacientes para no poder estar quietos.
Para evitar problemas con ellos del tipo de avalanchas, correr en los fondos o peleas, les quitan los cordones de las botas de seguridad, que llevan puntera de acero, de la marca DOC MARTEENS. También en algunos estadios requieren de: Control de paso: tornos, portillos y barreras de vehículos; control de presencia de los empleados de la instalación, sistema de videovigilancia y CCTV y detector de metales y/o escáner seguridad.
Las acciones de los ultras siguen pautas fijas y comunes en todos los estadios, según un esquema que, una vez conocido, permite anticiparlas, porque son repertorios coordinados, estables y permanentes. Son manifestaciones convencionales de hostilidad, que sirven principalmente para representar la enemistad con el rival, permitiéndoles identificarse con los propios y provocar ritualmente al enemigo. Los mensajes ofensivos que profieren encierran insultos colectivos, que valen lo mismo para los ultras de un equipo que de otro y dependen más del significante que del significado. Estando las aficiones estrictamente separadas y controladas por la policía, las amenazas se expresan sobre todo en la competición sonora entre canciones, consignas e insultos que se lanzan como comportamientos obligados que esperan invariables respuestas también obligadas. La batalla de coros, iniciada antes del partido, es un tipo de comunicación prefijada entre grupos ultras, en la que cada bando, desde lados opuestos del campo, replica e intenta superar al otro. La elección de los cantos y la intensidad con que se entonan logran al fin acallar a uno de los grupos que ya no puede replicar. Esta actuación sirve para asegurar cohesión al grupo y para doblegar a los rivales, y se ejecuta bajo la dirección de un cabecilla, que tiene reconocimiento y status propio en el grupo.
Relación con los directivos

Los grupos violentos del fútbol estaban amparados en un primer momento por los directivos y presidentes de los clubes. Los directivos, al menos una parte de ellos, fomentaron y protegieron la formación de los grupos ultra en sus comienzos, aunque la gran mayoría mostró una actitud pasiva, permitiéndoles ser impunes a todo tipo de controles y el crecimiento de la violencia y la intolerancia, el racismo.

Algunos directivos los llegaron a utilizar como guardia personal o también para desestabilizar las asambleas de emisarios o socios con actitudes intimidatorias y conflictivas.

El 75% de los grupos ultras tienen un local en el interior del estadio que el club les cede para que guarden su material de animación, como ellos lo denominan. Pero no sólo el fútbol. Las manifestaciones y los conciertos son también los escenarios donde se mueven. Allí se intercambian información, se hacen contactos, se preparan las acciones, se jactan de lo que hacen... es su mundo.

Actualmente, los directivos ya no son nada permisivos con estos grupos y han quedado marginados, debido a la presión de la Administración, porque declarará a los clubes responsables civiles subsidiarios de las conductas delictivas de los ultras relacionados con el club.

Los clubes tienen el compromiso de invertir un tercio del dinero que perciben por las quinielas en seguridad. Y eso es mucho dinero. Las cúpulas directivas de los equipos al fin se han concienciado para que no pase nada en los estadios, que es donde ellos tienen algún tipo de responsabilidad legal, pero les da igual lo que pase luego en la calle.

El desafío racista es una realidad durante los encuentros de fútbol, cuyas pancartas y banderas franquistas, símbolos nazis y gritos obscenos están al alcance de ser observados por todos, también desde los palcos que acogen a autoridades y directivos. Y se les deja hacer, se reserva grada a los ultras, se les otorga local dentro del estadio y se les financian viajes. Esa permisividad e indolencia durante años, cuando no apoyo público, trufada de gestos testimoniales ineficaces, ha supuesto el crecimiento del problema, dañando no sólo al fútbol, sino al conjunto de la sociedad, y en especial a los colectivos vulnerables, víctimas de su intolerancia criminal trasladada fuera de los estadios. La capacidad de contaminación de estos grupos va mas allá de un campo de fútbol, alcanzando a sectores juveniles y, a través de Internet, el racismo ultra conecta con insidiosas webs, foros y un mundo virtual neofascista cada vez más clandestino, aunque no inmune a la infiltración de periodistas y policías que desvelan, pese a quienes no reconocen el problema, que tenemos un peligro que ataca a todos y a la democracia.

Financiación

Los ultras suelen financiarse con la venta de objetos de mercadotecnia en los alrededores del estadio y con la reventa de localidades previamente donadas por los clubes de origen, para que puedan asistir a las gradas del estadio. También, hay casos especiales en los que se financian gracias a las aportaciones de algunos jugadores.


El árbitro

La justicia que imparte el árbitro en el campo de fútbol es un tipo especial de justicia. Se puede estar de acuerdo o disentir de las sentencias de los jueces, de las órdenes de los guardias de tráfico, de las notas de los exámenes escolares pero, aunque se pueden recurrir, se acatan porque se reconoce la autoridad de la que emanan. En cambio, las decisiones del árbitro en los campos de fútbol no se pueden recurrir, pero son contestadas por el público que cuestiona su autoridad y su pretendida neutralidad hasta el punto de que la protesta por las decisiones arbitrales está incorporada al ritual de cualquier público.

Los jugadores no pueden protestar y por eso incitan a veces a los hinchas a que lo hagan, pero la protesta de los espectadores se tolera y no conlleva sanciones de ningún tipo, porque lo que sucede en el espacio del público no está reglamentado por las reglas deportivas y sólo afecta a la labor del árbitro si el público se mete en el terreno de juego, bien directamente o bien lanzando objetos.

El repudio de la autoridad arbitral por los espectadores es también simbólico pues la autoridad del árbitro no puede ser oficialmente negada y sus decisiones son finalmente las que valen, porque para eso tiene toda la autoridad legal. Las protestan porque el árbitro no tiene autoridad legítima a los ojos de los hinchas que participan en el partido identificados con su equipo y niegan toda posibilidad de neutralidad. Como el público está metido en el partido, pero no en el terreno de juego en el que reina la (in)justicia de árbitro, la pretensión de legitimidad de su justicia se integra en el partido como conflicto con el árbitro.

Origen del problema

El origen del problema, sin lugar a dudas, es el fanatismo y el no saber perder de las personas. Desde siempre, el fútbol ha sido un foco de conductas que expresan agresión, entendidas como rituales.

Podemos remontarnos a los tiempos clásicos, la época de las carreras de carros en Roma y en Bizancio. Durante esta época, encontramos tipos de modelos de conducta que son casi idénticos a los que hoy en día vemos en las gradas. Los aficionados se visten con los colores de su equipo, prenden fuego a las sedes de otros clubes y molestan a todo el mundo.

En los partidos de fútbol medievales había centenares de jugadores y al final resultaban ser batallas en el campo de juego entre jóvenes de pueblos rivales quienes aprovechaban para resolver disputas desavenencias y discusiones sobre el campo. Los orígenes del fútbol contemporáneo se encuentran en estos violentos grupos ingleses.

La violencia está presente en la mayoría de deportes de equipo: Baseball, basketball y fútbol americano. La violencia no está relacionada con el fútbol exclusivamente, aunque esta idea se ha extendido mucho, sobre todo la idea de que chavales de clase trabajadora que encuentran en el fútbol y en la violencia una válvula de escape para forjarse una reputación. Esta no se puede conseguir a través de la educación o el trabajo, pero sí siendo un gallito en las gradas los sábados por la tarde.
La gran mayoría de gente que va a los partidos y toma parte en lo que podríamos describir como hooliganismo es de clase trabajadora. El hooliganismo es un fenómeno británico. Si miramos el resto de Europa, Italia por ejemplo, el despliegue es muy amplio. La mayoría de países europeos experimentan los mismos problemas.

Medios de comunicación

Cada año los medios de comunicación reinventan el concepto de hooliganismo. Al principio de temporada y antes de los partidos más tensos de toda la campaña futbolística con predicciones apocalípticas. Los medios de comunicación crean el problema, puesto que hacen de trampolín o escriben un guión de conducta y hay muchísima gente dispuesta a desempeñar el papel que se le asigna.

Así que cuanta más atención les prestan los medios, sobre todo televisión, más emocionante en el partido y más realizados se sienten y es muy difícil salir de eso.

El alcohol y drogas


El papel del alcohol en la violencia en los estadios es mencionable. Podemos culpar a la bebida de la violencia cuando se nos acaban las explicaciones, aunque no es así. Con esto no digo que no sea importante el papel del alcohol, lo único es que no nos lleva a la verdadera raíz del problema. Un ejemplo que corrobora mis deducciones es un partido, la final de Copa de Europa entre el Aston Villa y el Bayern de Munich en la ciudad holandesa de Rótterdam Los aficionados bebieron cerveza sin alcohol, sin saberlo, y se pusieron violentos.

Asociamos muchos países con el alto consumo de alcohol de sus hinchas pero no con la violencia, como los irlandeses y los daneses. Los daneses han desarrollado una contra-cultura llamada rooliganismo (de la palabra roolig, “tranquilo”), son famosos por su valentía al beber, sin embargo pocas veces son violentos. Por otro lado, Italia ha protagonizado algunos actos violentos relacionados con el fútbol aunque los aficionados italianos no beben nada antes de partidos que envuelven gran rivalidades. No puedes emborracharte cuando vas a tomar parte en una situación de alto riesgo y en donde vas a necesitar cuatro ojos. A todo esto, los aficionados europeos tachan de ridícula la actitud de los británicos al emborracharse.
Es muy interesante el hecho de que se haya investigado muy poco sobre los efectos de las drogas ilegales en la conducta de los aficionados. Se toman muchas drogas. Hoy en día, si vas a un partido con una lata de cerveza te pueden multar. Si enciendes un porro gigante en las gradas, es muy difícil que lleguen a amonestarte. Es un giro muy extraño. Posiblemente las anfetaminas tengan más efecto que el cannabis. Mezclar alcohol y anfetaminas siempre acarrea consecuencias, pero no hay estudios profundos en el marco futbolístico.
Últimos altercados

En Holanda se ha decidido que los Ajax-Feyenoord se jueguen durante años sin público, a puerta cerrada, debido a la gran cantidad de altercados. El partido sólo lo podrán seguir en vivo los socios locales. En Guatemala han muerto 6 personas porque unos ultras les dispararon. En Italia, hace dos años, se suspendió el Calcio durante dos jornadas debido al asesinato de policía.

Fue detenido, en el estadio Vicente Calderón, un hincha del Olimpique Marseille por pegar a un policía durante el partido de Champions League que enfrentaba al Atlético de Madrid con el Olimpique Marseille. Fue condenado a 6 años de cárcel, pero más tarde fue absuelto. Dicho sujeto era Santos Mirasierra.

En España

El problema del racismo y de la violencia en el fútbol no es reciente, enquistado en nuestro país desde hace años, ha ocasionado graves sucesos criminales. Los fondos ultras en casi todos los estadios de categoría nacional son el vivero más importante para la captación de jóvenes por grupos que promueven el odio, además de un lugar privilegiado para el exhibicionismo simbólico antidemocrático. Los hechos lo demuestran. Sin embargo, esta realidad contrasta con la ausencia de políticas eficaces para erradicar el problema y con la escasa cooperación de los directivos de los clubs, la Liga y la Federación, salvo excepciones como Laporta en Barcelona.
Grupos violentos de España
• Frente Atlético
• Biris Norte
• Riazor Blues (disuelto por la muerte de Manuel Rios)
• Ultras Sur
• Boixos Noios
• Indor Gorri
• Peña Mújica
• Celtarras
• Supporters Sur
• Bukaneros
• Yomus
• Brigadas Blanquiazules
• Frente Amarillo

Soluciones

Los problemas no van a desaparecer. Hay miles de chicos con problemas de conducta relacionados con esta cuestión. La idea de convertir los campos de fútbol en agradables y tranquilos oasis en una sociedad violenta es una utopía. Vivimos en una sociedad cada vez más violenta y eso se refleja en los estadios. Tal vez, la gente continua haciéndolo por las mismas razones que llamaron la atención a sus predecesores: ¡ir a los partidos, viajar y vivir experiencias muy buenas!”

Realmente no hay ningún modo no drástico (jugar partidos sin público) que subsane el problema de la violencia y los ultras. Si lo hay es de poco efecto inmediato, pero que a la larga descenderá, las cifras. Este método es ir inculcando a los niños con un sentimiento de fraternidad aunque sean de diferentes, es decir, hacerlos tolerantes y hacerles ver que las peleas están mal.

También se están endureciendo las leyes. Se persigue mucho más a los violentos y además ya no se les acusa de faltas, si no de delitos. Además van a crear una nueva fiscalía, la Fiscalía contra el Racismo y Delitos de Odio que dé tranquilidad en la calle y los campos de fútbol.
Desde el Consejo Superior de Deportes, se impulsó un Protocolo de Actuaciones contra el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia, pero, a día de hoy, las medidas estratégicas más importantes de prevención, control, sanción y represión de estas conductas no se cumplen y ni siquiera el Observatorio del Racismo y la Violencia en el Deporte, creado, entre otras funciones, para velar por el cumplimiento efectivo de las citadas medidas, funciona regularmente, hasta el punto de que carece de dotación económica. Medidas imprescindibles como expulsar de los estadios a quienes participen de incidentes racistas y violentos, regularizar asociativamente las hinchadas e impedir el anonimato, acabar con privilegios para los ultras, sancionar rigurosamente, incluido el cierre del estadio, o ejercer acciones legales ante conductas punibles por el Código Penal, ni se llevan a cabo, ni se ven perspectivas de aplicación.
En consecuencia, resulta necesario reclamar una acción enérgica del Gobierno que obligue a respetar la legalidad contra el racismo y la violencia, que promueva la acción policial especializada e impulse la intervención de la fiscalía para que los derechos fundamentales no sean suspendidos, ni en los aledaños de un estadio, ni en una grada, ni en Internet, ni en las calles de la ciudad. De lo contrario, corremos el riesgo de que unos pocos cometan la barbaridad, muchos más la aplaudan y todos la consientan.
Resulta obvio que para atajar este problema en el fútbol no sólo se deba poner remedio en los que directamente la causan (hinchas) sino también en aquellos que la promueven (medios de comunicación, directivos).
Se debería promover los valores humanos, la buena convivencia, el compañerismo y el esfuerzo colectivo en las actividades y espectáculos deportivos. La tolerancia, la comprensión y el reconocimiento del otro en el deporte a través de la reflexión, el intercambio de ideas y las actividades de taller.
Hay que involucrar a todos los protagonistas del deporte, directos e indirectos (jugadores, dirigentes, seguidores, periodistas, medios de comunicación), en el compromiso de la búsqueda de soluciones para la problemática y el cambio de conductas perjudiciales.
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_JaVito_
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Re: Los ultras

Mensaje por _JaVito_ »

MA, eso es algo que ha hecho él, que hizo aquí una encuesta hace tiempo para un trabajo o algo que iba a hacer sobre los ultras, no es algo que haya copypasteado.
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Mario Alberto
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Re: Los ultras

Mensaje por Mario Alberto »

_JaVito_ escribió:MA, eso es algo que ha hecho él, que hizo aquí una encuesta hace tiempo para un trabajo o algo que iba a hacer sobre los ultras, no es algo que haya copypasteado.
Pues, si es así, (y ahora que lo dices, me suena), enhorabuena por el curro.
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Drakul
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Re: Los ultras

Mensaje por Drakul »

Mario Alberto escribió: Pues, si es así, (y ahora que lo dices, me suena), enhorabuena por el curro.
lo es, lo es... se lo ha currado él, doy fe.
Atomic
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Re: Los ultras

Mensaje por Atomic »

Sí es mio.
Para eso eran las encuestas.
Si alguien me explica como subir imagenes subo el resultado de las encuestas una entrevista y las conclusiones del trabajo
Atomic
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Re: Los ultras

Mensaje por Atomic »

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Entrevista


Entrevista al Presidente de la Asociación de Fútbol Amateur de Oliva: Carlos Medina



1- ¿Cómo viven los padres los partidos de fútbol de sus hijos? ¿A qué se debe?



Hay de todo. Respecto al entrenador suelen ser considerados porque, al contrario que hace pocos años, ahora se trata que en las escuelas de fútbol jueguen todos, debido a que ahora las categorías inferiores son escuelas donde los niños pagan por estar. Sin embargo con los rivales y los árbitros la cultura de este país sigue siendo pésima. Se les dice barbaridades por partidos que en realidad son intrascendentes. No son conscientes de que sus hijos no están jugando para ganar, sino para aprender; aprender a jugar, aprender a socializar con otros chavales, aprender a formarse parte de un grupo... Falta ese respeto por el rival y el árbitro, como elementos fundamentales de su educación. ¿Que pasa si un rival te gana? Pues que ha sido mejor que tú o ha sabido utilizar mejor sus armas. En ello no hay humillación, hay aprendizaje y mejora ¿que pasa si un árbitro se equivoca? Pues lo mismo, hay aprendizaje para el niño que en su vida se va a encontrar decisiones injustas que le afecten y que tendrá que saber superar.




2- ¿Desde los clubes se podría hacer algo para solucionar este tipo de comportamiento?



Solo los entrenadores del fútbol base pueden hacerlo y la inmensa mayoría de entrenadores no están preparados para ello. Yo he escuchado a un entrenador de infantiles una frase que le definió como un mal entrenador: "me han tirado y eso que he ganado todos los partidos". ¿Que tendrá que ver que ganes partidos con ser un buen entrenador de chavales? En esas edades, el desarrollo físico de los chicos es muy desigual. Hay niños que con 8 años se han desarrollado más que otros, pero eso no significa que en vista a tres o cuatro años van a ser mejores futbolistas. Hay que desterrar el ganar de los objetivos del deporte. Quiero decir, ganar es el fin, pero la victoria depende de muchos factores que no se pueden controlar. El objetivo debe ser competir y mejorar. Si se consiguen inculcar esos dos valores las victorias llegaran de su mano.


3-¿Qué tipos de problemas surgen en las gradas de equipos de Regional o de Preferente?



Los mismos que en primera división con el condicionante que la seguridad de jugadores y árbitro es menos. Todos los que amamos el fútbol nos dejamos arrastrar por la pasión, pero de vez en cuando sale algún cerril que supera la barrera dialéctica, la cual tiene que ser aceptada por todos ya que la inconsciencia es un síntoma de la pasión.

4- El árbitro muchas veces es el damnificado ¿se podría hacer algo para cambiarlo?



Me temo que no. Lo único que el árbitro puede y debe hacer es transmitir con su trato a los demás que él es un deportista como los jugadores. Estar en forma, vivir el partido, conversando con los jugadores, sin prepotencia... Que la relación jugador-arbitro sea como podría ser la de dos jugadores de equipos rivales durante un partido.

5- ¿Influye en algo que sean clubes de pueblo y que los jugadores sean amateurs?



Hay una anécdota sobre el tema que me encanta. Cesar Ferrando entrenaba al Atlético de Madrid cuando sus jugadores se tomaban un descanso, iban a beber, tiraban las botellas alrededor de los utilleros y volvían al entrenamiento. Cesar, paró el entrenamiento. Les pidió a sus jugadores que recogieran las botellas del suelo y las dejaran en el carro de bebidas. Ningún utillero tenía que hacer un trabajo extra. Al ser preguntado sobre eso dijo que esto ya lo hacía él en regionales y ahora los chavales eran lo mismo solo que más ricos. No hay diferencia. El futbolista quiere competir, divertirse y ganar tanto en Primera división como en una liga de solteros contra casados. La calidad es distinta pero el espíritu es el mismo y esa es la esencia de este deporte.



Conclusiones


Ultra, una palabra que trae a la mente de la gente cosas como: fascista, intolerante, despreciable, que sobra en el mundo del fútbol, que nos manchan a toda la gente que le gusta el fútbol, animar, ir al campo y divertirse en él; radical, violencia, descerebrados y un largo etcétera de (des)calificativos. Pero realmente sabemos cómo actúan, el por qué de lo que hacen. Éste es el fin de este proyecto: indagar en lo más profundo del mundillo de los ultras.



Para comenzar habría que centrarse en las causas. Se suele culpar al alcohol y a las ideas extremistas de la violencia que ocurre en los estadios, pero ese no es el verdadero problema. Los medios de comunicación son un factor diferenciador de nuestra sociedad respecto a épocas pasadas; por ello, su influencia en nuestras vidas cobra gran relevancia. Es indudable la importancia que ofrecen a la violencia porque se ocupan de lo excepcional y podemos decir que la violencia es excepcional.

Y hay que preguntarse, ¿son elementos que predispongan a la violencia? Sin duda, existe una tendencia significativa a imitar todo lo que se ve por TV, el principal medio de comunicación, -influencia que decrece a medida que se avanza en la edad- tanto sus acciones positivas (solidaridad, tolerancia) como las negativas (violencia..), aunque también es cierto que éstas se llevan a cabo en mayor medida en aquellos jóvenes ya predispuestos a la violencia. Por tanto, se puede observar que la televisión es unos de los principales motivos que incitan a la violencia, pero también la predisposición del individuo; por lo que la familia tiene vital importancia.

Se puede concluir que entre hinchas y medios de comunicación hay una interdependencia. Pues a los grupos radicales les gusta sobresalir y la mejor forma de hacerlo es en el principal medio de comunicación. ¿Y eso como lo consiguen? Con violencia y altercados. Que eso es lo que le gusta a la audiencia y a la televisión le interesa sacar para tener más audiencia. El 50 % de los encuestados afirma que el fútbol es más un negocio. Pues tenemos lo que nos merecemos: si el fútbol es un negocio, hay que sacar el máximo beneficio y eso lo aporta la audiencia. Si no hay audiencia no ha beneficio.

Después de desmenuzar detalladamente las causas, habría que ver las soluciones, aunque es muy fácil proponer soluciones, es extremadamente complicado encontrar una solución efectiva y a la vez que no desvirtúe el juego. Se podrían cerrar los estadios y que los partidos se jugasen a puerta cerrada, pero eso no significa quitar la violencia, el odio, de los corazones de los ultras. Además de que saldríamos perjudicados TODOS a los que nos gusta de vez en cuando ir a algún campo de fútbol, que es un 67% según la encuesta.

La única solución razonable es la concienciación de los niños, y como dice el señor Medina “Solo los entrenadores del fútbol base pueden hacerlo y la inmensa mayoría de entrenadores no están preparados para ello.” También se habría de controlar férreamente a los causantes indirectos, los medios de comunicación y a los directivos, que no cumplen con la normativa vigente referente a estos temas.

En la base, hay gente que apoya a estos grupos, un 20%, pero NADIE apoya los actos vandálicos. Estos grupos, organizados, con controles de seguridad y pacificados son beneficiosos porque apoyan al equipo, lo siguen y crean un sentimiento de fraternidad entre sus miembros.

También cabe decir que no hay muchas diferencias entre el fútbol de élite y el amateur. Como dice el señor Medina “Los mismos (problemas) que en primera división [...] la seguridad de jugadores y árbitro es menos. Todos los que amamos el fútbol nos dejamos arrastrar por la pasión, pero de vez en cuando sale algún cerril que supera la barrera dialéctica, [...] la inconsciencia es un síntoma de la pasión.”

Para finalizar, aunque la totalidad de la gente encuestada responde que se niega en rotundo a afiliarse a algún tipo de banda radical, el número de radicales no desciende. En España hay 15.000 ultras y los únicos que se van son los más mayores porque ya han sentado la cabeza. Sin embargo, gente con problemas de conducta siempre van a haber. Por eso, convertir un estadio en una balsa de aceite, sin violencia y pacífico, sin cargas policiales es una utopía.
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