El hilo de las historias de miedo
Publicado: 10 Jun 2011 00:35
Bueno, como la he escrito para otro sitio, pues aprovecho y abro el hilo con esta historia real:
No quería contarla pero bueno...
La historia me la contó en primera persona un abogado, un señor serio y cuyo buffete trabaja desde hace varios años conmigo, por lo que, bajo mi punto de vista, me merece la total credibilidad.
Resulta que este señor estaba trabajando en la herencia de un noble valenciano. Se encontraban en la fase de catalogación de los bienes que formaban parte del patrimonio hereditario. Entre ellos una colección de cuadros, de los que el heredero aportó fotografías de cada obra... bueno en realidad de casi todas, porque un cuadro en especial no se dejaba fotografiar. Se trataba de un cuadro de San Francisco de Asis que databa de época medieval.
Esta es solo una imagen sacada de internet, no conozco que cuadro era. Era un cuadro ya de por sí bastante lugubre, ya que, no sé si sabréis que San Francisco de Asis fue el primer estigmatizado, al primero que le salieron las mismas llagas que a Jesucristo en la cruz, las marcas de la hendidura de los clavos en manos y pies, además de las heridas en la frente provocadas por la corona de espinas.
El hecho es que el noble le contaba a su abogado que cualquier fotografía que tomara de ese cuadro salía completamente negra. Estaba en la misma habitación que las demás pinturas, todas salían bien pero las de ese cuadro siempre salían en negro. El letrado, poco creyente, no sé creía nada y casi se burlaba del noble, diciendo que eso era imposible.
Un día entró el noble en su despacho, con aspecto blanquecino y le dijo al abogado que el cuadro al fin se había dejado fotografíar y le dio en mano una fotografía. El letrado la miró, pero para su decepción comprobó que la foto seguía siendo negra y así lo dijo. "Ahora dejala sobre la mesa".- contestó el cliente. Este siguió sus instrucciones y comprobó que sobre la mesa si era capaz de observar la pintura. Al mirarla mas detenidamente el abogado palideció de repente y tartamudeo. En la fotografía se podía ver perfectamente una figura que emergía desde debajo del marco hacia el lienzo. Sin dudarlo reconoció en aquella criatura la figura de un demonio. Casi sin habla, para comprobar que su imaginación no le estaba jugando una mala pasada, llamó a su secretaria, la cual era completamente atea y no creía en misterios y ella también vio a la bestia que se aupaba.
- Pues eso no es todo.- prosiguió el cliente.- Fíjate en el humo que hay sobre la imagen.
En efecto, sobre el lienzo había una especie de humo que no había percibido espantado por la visión. Aquel humo tomaba claramente la forma de una cara humana y prosiguió el noble.- "Es mi padre".
Aquel día el abogado lo recuerda, sin ninguna duda, como el día que mas miedo pasó en toda su existencia. Cuenta que en el trayecto que realizó con su coche desde el despacho hasta su chalet en la playa se sintió acompañado y tuvo que mirar muchas veces hacia el asiento de atrás para asegurarse de que no había nadie allí.
Al día siguiente, sintió la necesidad de ir a la iglesia que hay detrás de su despacho. Habló en el cura y este trató de quitarle importancia al asunto, si bien, para tranquilidad de todos, decidió dedicarle varias misas al alma del padre del noble. Tras aquellas misas el cuadro se pudo fotografíar normalmente.
La historia terminó de un modo bastante curioso. Ya todo parecía normal, así que procedieron a vender a un anticuario aquella colección de cuadros. El anticuario tomó una a una las obras y las expuso en su tienda. Sin embargo, al llegar a ese cuadro, sin dar ninguna explicación lo apartó de la colección sin motivo aparente y lo guardó en un sótano. Nadie le preguntó porqué.