SENTIMENT CHE

SUNNY, 17 AÑOS SIN FRONTERAS

Su nombre es Stephen Sunday, nació en Lagos, la capital de Nigeria, el 17 de septiembre de 1988 y es centrocampista del Polideportivo Ejido. Hasta aquí, nada resulta especialmente extraño. Sin embargo, la historia que trajo a este chico, futbolísticamente conocido como ‘Sunny’, hasta la Segunda División española encierra mucha enjundia tras de sí.


Sunny debutó en la División de Plata el pasado 18 de septiembre, en Elche, en la cuarta jornada. Aquel día, el jovencísimo nigeriano cumplía 17 años y un día. Su precocidad ya es un dato que adquiere especial relevancia de por sí, más aun cuando Sunny ocupa una de las dos plazas de extracomunitario permitidas en la Segunda División. Sin embargo, su caso adquiere mayor notoriedad si nos remontamos a un año antes de su llegada a El Ejido. En el verano de 2004, lejos del balompié profesional, el joven Stephen Sunday era un niño de 15 años que vagaba por las calles de Madrid sin papel alguno que acreditase su presencia en España. Lo que el lenguaje administrativo define como un inmigrante ilegal.


Siempre futbolista


Sunny aprendió a tratar con el balón, casi siempre descalzo, en las entrañas de Lagos. “El fútbol es un regalo de Dios. Yo no aprendí, siempre he jugado”, asegura él. Aunque sus padres le instaban a estudiar, a los 9 años ingresó en la escuela que Taribo West, ex internacional nigeriano, fundó en la capital nigeriana. “Jugué en este equipo hasta que me fui de mi país. Nos enfrentábamos a otras ciudades”, narra en un lento y sencillo castellano. Fue durante aquellos partidos en los que el pequeño Stephen empezó a soñar con un futuro futbolístico en Europa, lejos de la miseria y el inmovilismo al que parecía condenado. Era tal la confianza en sus posibilidades que cuando hace un par de años un agente de futbolistas compatriota suyo, afincado en Bélgica, le llenó los oídos sobre lo que le aguardaba en el fútbol belga, empezó a ahorrar para pagarse un billete de avión destino a Europa. Así que en junio de 2004, con un visado temporal aterrizó en París tras gastarse unos 900 euros, procedentes en su mayoría de la esforzada esperanza paterna por darle a su hijo una vida mejor.


Una vez en la capital parisina, Sunny llamó a aquel agente, que trocó sus embaucadoras ‘promesas belgas’ por oídos sordos. Así que en París, pero sin dinero ni itinerario inmediato, resistió pocos días hacinado con varios compatriotas en un piso cercano al barrio de Saint Germain.


España, nuevo destino

La próxima estación fue Móstoles. Desde la localidad madrileña, dos amigos, también futbolistas, Elvis y Lloyd, le invitaron a cruzar la frontera y a hospedarse en su casa. Aún sin los 16 años cumplidos, Stephen afrontaba su nueva condición de inmigrante ilegal sin olvidar lo que le había traído hasta el viejo continente: el balón. Gracias a sus amigos conoció a Peter Ejiasi, técnico de Nigeria en el Mundialito de la Inmigración que se celebra anualmente en Madrid. Éste le animó a participar en varios amistosos que los nigerianos se disponían a disputar por aquellas fechas. Y allí fue, en un partido ante el Rayo juvenil, donde Rodrigo Fernández, su actual representante, lo descubrió. Fue así como de la mano de sus habilidades y de sus avaladores Sunny recaló en el filial del Poli, desde donde rápidamente se coló en los entrenamientos del primer equipo. “Aquel mismo diciembre, Pepe Mel ya me quería con los grandes, pero sólo pueden jugar dos extranjeros, así que tuve que esperar”, sintetiza Sunny. Antes, no obstante, el jugador tuvo que legalizar su situación en España. De ese modo, el director general del club, Juan José Melero, fue designado tutor del menor, que desde entonces también es conocido como Stephen Melero.