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Salvo iba para Obama, ¿Y se quedó en Paco Roig
DESMEMORIATS / JOSEP LIZONDO .
VALENCIA. Meses atrás, tan lejos como agosto, los integrantes de la penya valencianista en Estados Unidos me contaban, entusiasmados, como el presidente del VCF se acercaba a ellos para hacerse fotos y charlar en confidencia (supieron lo de adidas antes que nadie). Todo, en total ausencia de cámaras y prensa. El entusiasmo de los hinchas americanos contrastaba con la pesadumbre que me relataban un año antes, tras el paso del viejo inquilino. Muchos, aseguraban sentirse maltratados cuando Llorente huía de ellos, recluyéndose en el hall de los hoteles, atendiéndoles con formas demasiado frías al no tener más remedio que cruzárselos en alguna calle o en pleno estadio. Parecía, decían, que le molestara su presencia.
A Salvo estas cosas le brotan de dentro, y poco le importa que se anuncien en el telediario de las nueve o que no se entere nadie. Van con su personalidad. Incluso adquieren mayor significado cuando se conoce lo que hay tras el telón y no ha trascendido cuando lo fácil hubiera sido airearlo para popularizarse como una alergia en primavera. Podríamos seguir con historias similares, como la de los amigos de la penya rusa, que tras una bonita foto en Minsk se encontraron con el silencio y una caja repleta de promesas incumplidas. Ahora, sin embargo, viajan a Mestalla y le pueden entregar a Salvo prendas del folclore local con su nombre bordado. Como están viajando, y ya han viajado, otros tantos sin que nadie lo sepa. Son pequeños gestos, tan populistas o más que contestar a cuatro tuits, que no se han visto reflejados en ningún medio de comunicación.
Hay que reconocer que Salvo se ha hecho grande por esos detalles, dirigidos a una militancia castigada y huérfana de líderes, famélica de orgullo. Y lo ha hecho acompañado de una innata capacidad para comunicar. Cuando sale a la palestra sabe qué tiene que decir, cómo lo tiene que decir y a quién se lo tiene que decir. Acostumbrados a años donde lo más lejos que iba un presidente era a Requena, a presentar a Pereira en una bodega, ahora asistimos ojiplaticos a reuniones del dirigente con las mayores fortunas del mundo donde les vende las bondades del producto VCF. Y sin embargo, tuvo que toparse desde el primer momento con los republicanos atrincherados en el congreso, atiborrándose a paellas, dispuestos a boicotear cualquier medida que les presentara. Cuando no había con qué atizarle, le tiraban sillas naranjas a la cabeza, importándoles muy poco comentarios hirientes de los que hacían turismo por la ciudad - y de los propios socios - al encontrarse un estadio cochambroso y decadente. Hasta convirtieron en ariete a un chaval de 19 años que no jugaba ni en el juvenil para desprestigiar el proyecto de cantera. De haberse leído el documento GloVal, nos hubieran evitado la mezquindad de ver a un niño usado como arma arrojadiza.
Ése, es el Salvo bueno, el que abrió la mano y se puso el valencianismo entero a comer de ella, el que derribó las ventanas para airear un club encerrado en 1990 metiéndole por el orto un plan de marketing inexistente hasta la fecha, e iniciar con ello una modernización salvaje; el que se ha puesto a cuidar la historia de la entidad para demostrar que el VCF empezó mucho antes de que llegaran esos que creen que les pertenece por derecho. Pero ese Salvo, que iba cual Obama provocando desmayos entre las féminas, se ha ido diluyendo poco a poco hasta caer en lo mismo que cayeron todos sus antecesores.
Ahora, devorado por el proceso de venta, fabrica noticias que no hacen más que ensuciar la imagen del VCF para poder anotarse un tanto de cara a la galería; aprovechándose, sabedor de ello, del silencio comunicativo de Bankia. Porque la historia del preconcurso no es más que una historia ensamblada en un despacho y aireada en un plató de televisión tras apagarse las cámaras; cuyas ‘excusas' para justificarla no aguantan el contraste con la realidad. El proceso se ha comido al presidente, dejándonos a un dirigente desatado que ha ido a aliarse con los mismos medios de los que hizo uso el Tronaor para sus guerras; obsesionado como está en acosar a la Fundación para condicionarles el voto llegado el momento. Y para ello no escatima recursos, ya sean gritos en reuniones o redactar documentos que no plasman aquellos acuerdos que él mismo se comprometió, dando su palabra, a cumplir.
Salvo ha sabido utilizar su gancho con el público para moldear su relato a conveniencia, y ha tenido éxito; pues muchos le ven como Hércules luchando contra el craken. Pero no deja de ser 'uno más' en esta batalla de intereses y egos que no tiene miramientos a la hora de arrastrar la imagen del club si con ello se gana algún tipo de ventaja en su particular pulso personal.
Desde que se anunció la venta - ya las formas indicaron por donde irían los tiros - ha sido todo una espiral de despropósitos, una orgía de mentiras y manipulaciones, casquería de egos, intereses y bajezas que dan vergüenza sólo de contemplarlas. El error del presidente fue llevar esto al ámbito personal, hasta el extremo, ahí, se le empezó a nublar la vista y a cometer errores de cálculo por centrar sus comparecencias en su particular pelea contra un banco de la que sólo cuenta lo que le interesa a él contarnos.
Porque Salvo, se presentó en Bankia para que le vendieran el club; participó gustosamente de su proceso; se negó a escuchar las peticiones de la entidad para que fuera el club y la fundación quienes vendieran la SAD; y acabó aceptando sus normas, firmándolas y asumiéndolas, hasta soltó en rueda de prensa un "Bankia es libre de vender el VCF a quien quiera", para una vez Peter Lim le dejó con el 'tomorrow' en la boca empezar a cuestionarlo todo. Usar al público como escudo le ha permitido dar pequeños pasos, aunque no le ha servido para conseguir ninguna gran victoria en su afán de supervivencia.
En la Fundación se ha quedado en minoría, rodeado de enemigos. Y eso le carcome por dentro. Como un pequeño Anakin, de tanto ímpetu, está siendo arrastrado por el lado oscuro de la fuerza. Hubiera conseguido mucho más si hubiera centrado su estrategia en vender las bondades de su proyecto, guerrear desde el positivismo, en lugar de bajar al fango a mancharse en una batalla mentirosa. Y eso, tal vez, puede que sea otro punto favorable que anotarle. Nunca eligió la posición más cómoda para un tipo que no necesita del VCF para comer; prefirió siempre la vía de la confrontación contra los mismos poderes fácticos que le auparon. Su forma de actuar tiene mucho que ver con un profundo sentimiento de traición por aquellos que le eligieron bajo unas promesas y unas condiciones que nunca cumplieron.
A estas alturas uno sólo espera que este proceso acabe cuanto antes, porque ya no se aguanta más. Ni el proceso, ni este VCF. Que acabe de la mejor forma posible. Sin sobresaltos ni sorpresas de última hora. Porque ahora, tras un árduo esfuerzo para espantar a la competencia, el riesgo latente es que alguna de las dos partes utilice cualquier detalle para reventar de forma caprichosa la venta. Y no les hará falta mucho, basta con que no les guste la perilla que luce el inversor. Ojalá Salvo pudiera continuar; por estabilidad; por proyecto; por personalidad y empatía; y porque a pesar de todos los errores que haya podido cometer desde el 10 de diciembre sigue siendo lo mejor que hemos tenido en décadas.
Pero al igual que el VCF no era de Llorente, ahora, tampoco lo es de Salvo; y su marcha, por muy triste que sea que haya durado tan poco y haya encontrado tan pocos respaldos siendo el dirigente que más dificultades se ha encontrado desde 1986, no debe suponer ningún trauma. Apeló a integrar a la masa social en su proyecto desde la primera línea de su discurso de embestidura, y en eso, ha sido consecuente desde el primer instante. Acostumbrados a dirigentes atrincherados en sus palacios, que solo se dirigían al aficionado para reñirles o acusarles de todos los males que afligían al club, él supo bajar a la calle y tenderles la mano. Por eso se ha ganado los apoyos que arrastra, aunque no haya sabido digerirlos para encauzarse hacía el obamismo y haya acabado desarrollando tics de un Tronaor 2.0. Salvo simplemente es una víctima más de las putas circunstancias.