Re: Medios de Comunicación vs VCF
Publicado: 03 Ene 2008 17:10
Levante-EMV.com
JULIÁN GARCÍA CANDAU (*)
El fin de año obliga a comunicarse con amigos, colegas y paisanos para desearse paz, bien, la mayor felicidad posible y, naturalmente, que nuestros deseos, nuestras ilusiones, se cumplan tanto si son personales, como si afectan a la colectividad. Las conversaciones telefónicas han costado este año un congo por los muchos minutos consumidos. La mayoría de mis comunicantes han tenido, al margen de las cuestiones afectivas y familiares directas, el estrambote de la crisis del Valencia.
Alguno me ha llamado desde la calle de Ruzafa para pedirme que no arroje la toalla, que la batalla para solventar el caos valencianista está por librar, que será larga y cuantas más gentes se comprometan en ella menos difícil será ganarla.
No he coincidido con ningún valencianista, en la capital, ni en Madrid, que se haya mostrado feliz por el final de año tan nefasto que hemos padecido. Es tanto más doloroso comprobar como un presidente inepto ha concedido tanto poder a un mercenario que ha humillado a tres de nuestras figuras emblemáticas.
Es más indignante aún que gentes que comulgan con otras religiones balompédicas se rían de nosotros. Confieso que pese a mis discrepancias con la política, deportiva y económica, de Juan Soler, aún me causa más dolor que, por su culpa, hagan coñas de Valencia, el club y los valencianos. Nos ha puesto a los pies de los caballos.
Los deseos, para el 2008, de miles de valencianistas están centrados en la dimisión de Soler y la consiguiente destitución del barcelonista Koeman y, naturalmente de su adlátere José María Bakero.
Con lo majo que era éste cuando jugaba en la Real. Recuerdo con agrado las charlas en un banco de la Avenida donostiarra, frente a Bay-Bay en la víspera de un partido. Aquél muchacho que pudo haber tomado ejemplo de algún veterano compañero como Iñasio Cortabarría, es ahora un monago de Koeman.
Cuando Bakero llegó a Mestalla nadie dijo nada porque era inimaginable lo que iba a ocurrir. Ahora es inevitable preguntar que hace éste entrenador que no empató con nadie y cuyo currículo no le validaba para llegar al Valencia, asintiendo a las medidas dictatoriales de su jefe natural. (No legítimo).
Koeman, al margen de Cañizares y Angulo, dos grandes profesionales que han dado por el club cuanto futbolísticamente han podido, ha tenido la desfachatez de ciscarse en Albelda, el auténtico murciélago del escudo, el cordón umbilical que une al valencianismo con sus figuras más queridas.
Koeman ha evacuado su vientre de boerenkool, coles cocidas con manteca, no con aceite de oliva, en la tradición. Albelda es para los niños valencianistas de hoy lo que para mí fue Antonio Puchades o lo que fue para nuestros abuelos, Eduardo Cubells. Es el valencianismo auténtico. Un mercenario holandés nos lo ha mancillado.
(*) En un mensaje anterior ya daba unos toques de la biografía de este individuo. Ahora puedo añadir que es un maleducado, un mentiroso y un gran experto en escatología.
JULIÁN GARCÍA CANDAU (*)
El fin de año obliga a comunicarse con amigos, colegas y paisanos para desearse paz, bien, la mayor felicidad posible y, naturalmente, que nuestros deseos, nuestras ilusiones, se cumplan tanto si son personales, como si afectan a la colectividad. Las conversaciones telefónicas han costado este año un congo por los muchos minutos consumidos. La mayoría de mis comunicantes han tenido, al margen de las cuestiones afectivas y familiares directas, el estrambote de la crisis del Valencia.
Alguno me ha llamado desde la calle de Ruzafa para pedirme que no arroje la toalla, que la batalla para solventar el caos valencianista está por librar, que será larga y cuantas más gentes se comprometan en ella menos difícil será ganarla.
No he coincidido con ningún valencianista, en la capital, ni en Madrid, que se haya mostrado feliz por el final de año tan nefasto que hemos padecido. Es tanto más doloroso comprobar como un presidente inepto ha concedido tanto poder a un mercenario que ha humillado a tres de nuestras figuras emblemáticas.
Es más indignante aún que gentes que comulgan con otras religiones balompédicas se rían de nosotros. Confieso que pese a mis discrepancias con la política, deportiva y económica, de Juan Soler, aún me causa más dolor que, por su culpa, hagan coñas de Valencia, el club y los valencianos. Nos ha puesto a los pies de los caballos.
Los deseos, para el 2008, de miles de valencianistas están centrados en la dimisión de Soler y la consiguiente destitución del barcelonista Koeman y, naturalmente de su adlátere José María Bakero.
Con lo majo que era éste cuando jugaba en la Real. Recuerdo con agrado las charlas en un banco de la Avenida donostiarra, frente a Bay-Bay en la víspera de un partido. Aquél muchacho que pudo haber tomado ejemplo de algún veterano compañero como Iñasio Cortabarría, es ahora un monago de Koeman.
Cuando Bakero llegó a Mestalla nadie dijo nada porque era inimaginable lo que iba a ocurrir. Ahora es inevitable preguntar que hace éste entrenador que no empató con nadie y cuyo currículo no le validaba para llegar al Valencia, asintiendo a las medidas dictatoriales de su jefe natural. (No legítimo).
Koeman, al margen de Cañizares y Angulo, dos grandes profesionales que han dado por el club cuanto futbolísticamente han podido, ha tenido la desfachatez de ciscarse en Albelda, el auténtico murciélago del escudo, el cordón umbilical que une al valencianismo con sus figuras más queridas.
Koeman ha evacuado su vientre de boerenkool, coles cocidas con manteca, no con aceite de oliva, en la tradición. Albelda es para los niños valencianistas de hoy lo que para mí fue Antonio Puchades o lo que fue para nuestros abuelos, Eduardo Cubells. Es el valencianismo auténtico. Un mercenario holandés nos lo ha mancillado.
(*) En un mensaje anterior ya daba unos toques de la biografía de este individuo. Ahora puedo añadir que es un maleducado, un mentiroso y un gran experto en escatología.