SENTIMENT CHE

cyber escribió:Por cierto, me llama la atención lo mucho que le estáis rajando a Unai, en algunos casos rozando el ensañamiento, cuando al cabrón que casi nos baja a Segunda lo teníais en un pedestal. A Unai se le pueden echar en cara muchas cosas, pero no que nos haya dejado un equipo hecho una mierda o hundido como para que el entrenador que venga tenga que empezar de 0 como sí que pasó con el de la lucha que también era la nuestra.

Drakul escribió: Y tú mas

cyber escribió:Por cierto, me llama la atención lo mucho que le estáis rajando a Unai, en algunos casos rozando el ensañamiento, cuando al cabrón que casi nos baja a Segunda lo teníais en un pedestal. A Unai se le pueden echar en cara muchas cosas, pero no que nos haya dejado un equipo hecho una mierda o hundido como para que el entrenador que venga tenga que empezar de 0 como sí que pasó con el de la lucha que también era la nuestra o con el infame Quique.

Mono Canalla escribió: Koeman no nos "casi baja a segunda" (por cierto, curioso cuando el equipo acabó 10º ese año, la media de lo que el Atleti hace todos los años). Por calidad, esa plantilla no hubiera caído tan bajo ni aunque les hubiera entrenado yo. Fue la total actitud de rebeldía de los jugadores, hasta que Baraja y Marchena dijeron hasta aquí hemos llegado. Y a ver quién analiza los partidos de aquel año y diga que no.

cyber escribió: Si eso ya lo sé, pero me sorprende que en un caso toda la culpa fuera de los jugadores y en el otro todo sea por culpa del entrenador. Todos tienen su parte de culpa en todo lo que pasa.

Mono Canalla escribió: Koeman no nos "casi baja a segunda" (por cierto, curioso cuando el equipo acabó 10º ese año, la media de lo que el Atleti hace todos los años). Por calidad, esa plantilla no hubiera caído tan bajo ni aunque les hubiera entrenado yo. Fue la total actitud de rebeldía de los jugadores, hasta que Baraja y Marchena dijeron hasta aquí hemos llegado. Y a ver quién analiza los partidos de aquel año y diga que no.

cyber escribió: Si eso ya lo sé, pero me sorprende que en un caso toda la culpa fuera de los jugadores y en el otro todo sea por culpa del entrenador. Todos tienen su parte de culpa en todo lo que pasa.

cyber escribió: ¿Cuánto vas a tardar en meterte con el que venga? ¿Cuando ponga a Albelda en un partido de pretemporada contra un equipo rumano?

Se acabó el crédito del Valencia flatulento de Emery, del equipo que ha tocado techo sin llegar a rozar la excelencia, lo extraordinario, los límites de la ilusión. Ganar sin brillo a los rivales menores y apenas inquietar a los grandes en media hora de traca que acaba en 'Cremà' ya no es suficiente, menos aún cuando ni siquiera se puede con los oponentes directos. Es una cuestión de prestigio, de orgullo, de ilusión, de acabar con la efervescencia de un equipo sin alma.

Unai condujo con viento favorable la nave blanquinegra durante sus dos primeros cursos en el banquillo de Mestalla. Enderezó el rumbo 'torcido' del proyecto Koeman -que pese a todo sumó una Copa al palmarés del Valencia- y tapó con la vuelta a la normalidad deportiva las amarguras de la era Soler, hasta devolver al equipo a la Champions con pasaporte directo, sin pasar por la previa.

Las típicas voces discordantes del valencianismo, las mismas que tachaban a Cúper de 'barraquero', que pidieron la cabeza de Benítez, por el que ahora suspiran, que reclamaron la vuelta de Ranieri hasta comprobar que segundas partes nunca fueron buenas, que cargaron hasta derribar a Quique -que sí sabía ganar a los grandes- aparecieron pronto, como de costumbre, apuntando con el eco acusador la falta de carisma del técnico vasco y denunciando la escasa vistosidad de un fútbol sin patrón aparente.

La coherencia de los resultados y la coyuntura económica y social del Valencia invitaban a la prudencia, y por esa línea transitaron tanto el presidente de la entidad como el grueso de la afición, por encima de calentones puntuales coincidiendo generalmente con las grandes citas, tanto a nivel doméstico como en las salidas europeas.

Sorprende positivamente que en un club como el Valencia, dado a heroísmos frugales, se renueve la confianza en un entrenador a lo largo de cuatro temporadas. Directivos, técnicos, aficionados... hemos madurado. Y esa confianza dependía en el presente curso de derribar barreras con las que el equipo se había chocado en las últimas campañas. Por encima de resultados, ese atascamiento pasaba por mejorar las prestaciones ante rivales de entidad, por reconstruir esa imagen de equipo competitivo e imprevisible en las grandes citas, por recuperar la ilusión del valencianismo. En una palabra, como el club se ha encargado de divulgar en una de sus campañas vertebrales de comunicación: creer.

El final de un ciclo llega precisamente cuando la mayor parte de una masa social deja de creer, y esa falta de fe es la que ensombrece el horizonte del valencianismo, resignado a volver a ser tercero en una Liga donde el cuarto, con todos los respetos, es el vecino Levante, el equipo con menor presupuesto de la categoría. Queda la Europa League, podrán argumentar los cada vez más escasos paladines del continuismo -del que durante tres largos años he hecho bandera-... ¿Algún valencianista confía en que su equipo juegue el próximo 9 de mayo la final de Bucarest?

El crédito está agotado. Emery ha hecho un buen trabajo devolviendo al Valencia a la estabilidad deportiva y se lleva cuatro temporadas como técnico de un 'grande' para su currículum. Toda la suerte del mundo para Unai. El Valencia necesita ahora algo más. ¿Títulos? No estaría mal, pero esa no puede ser una obligación con el potencial deportivo de una plantilla que perdió sus referentes. Urge carácter, el espíritu competitivo que llevó al Valencia a codearse con la élite europea con muchos menos recursos, la chispa para desarmar a cualquier rival y sobre todo la confianza y el amor propio que devuelvan a la afición sus sueños rotos.

Suena metafórico, mítico, utópico... Asumiremos el riesgo de prescindir de la seguridad y la estabilidad para apelar a las emociones, a la épica, a la capacidad de sorpresa de un equipo que, con sus altibajos, no acostumbraba a caer en la monotonía. Quedan tres intensos meses de competición, el tiempo que debe apurar Unai para majorar la nota en su periplo valenciano. No sería lógico prolongar un matrimonio que nunca enamoró y en el que la convivencia comienza a verse amenazada

http://www.elmundo.es/blogs/deportes/me ... ciclo.html