Re: Vicente Soriano, nuevo presidente del Valencia CF
Publicado: 07 Dic 2008 17:39
Lo firma el mismo director de Levante-EMV
Estadios en el aire
PEDRO MUELAS
Hubo quien desde el mes de julio se olió la tostada de por dónde iban a ir los tiros a finales de este año con el Valencia CF y sus problemas de tesorería y financieros. Desde entonces sabe el presidente de la Generalitat Valenciana más o menos lo que iba a suceder.
Desde agosto venimos oyendo decir que el Valencia tiene comprador pero que no quiere dar la cara. Lamentablemente no ha aparecido el comprador del solar donde se va a construir y ahora no se sabe bien en qué situación se está para poner los dineros que debían salvar al club de la difícil situación económica en la que se encuentra.
El último día de noviembre a las doce de la noche acababa inexorablemente el primer plazo al que se había comprometido Vicente Soriano con Juan Soler para pagarle las acciones que lo habían convertido, en virtud de ese pacto y de una entrada de 500.000 euros, en presidente de la primera entidad deportiva valenciana.
Los contratos privados también incluían que el club debería anular con pagarés la deuda que había contraído Juan Soler con la sociedad deportiva tras adjudicarse la primera de las cuatro torres que deberían salir a subasta para financiar las obras del nuevo estadio. Soler, en virtud de su acuerdo con Soriano, pasaba de ser deudor del Valencia a acreedor.
Ésas fueron las líneas básicas por las que Soriano se hacía finalmente con la presidencia del club, que ha intentado gestionar y organizar desde el rigor y que le permitían a Juan Soler conseguir algo que estaba deseando con todas fuerzas: salir de la escena pública y de la esfera del Valencia tras su aparatosa reaparición para tirar con cajas destempladas a Juan Villalonga, eso sí, pagándole tres millones de euros por unos cuantos días de mareo en despachos.
Soler entró en el Valencia con un fulgurante pelotazo, el de Porxinos, en los tiempos de los pelotazos porque contaba con un inversor y salió amarrando un plan estratégico de empresa que ha hecho aguas, precisamente, por la ausencia de compradores.
Si Soler consiguió gracias a la fuerza social y moral del Valencia la reclasificación de ese hermoso valle de naranjos a los pies de La Calderona, después de comprar a los propietarios a precio de suelo rústico, alguien debió pensar que ahora, aunque no sean los mismos tiempos, podría pasar algo parecido para que el misterioso comprador adquiriera la parcela en su integridad y de la forma que le parece más rentable.
Pero no ha ocurrido tal. Se lo tuvieron que oír los representantes del Valencia CF en los despachos de Bancaja cuando acudieron a pedir 100 millones de euros para no hundirse ni terminar de hundir al club. Llevaban en la cartera para convencer a la financiera los mismos argumentos que debió explicarle Soler a Soriano antes de la firma de sus contratos. Pero se encontraron el argumento incuestionable de que Bancaja ya no puede dar más dinero en el mismo sitio. Se lo impide el Banco de España. Se tuvieron que oír que no hay comprador ni hay nada, sólo una estratagema de compraventa con el añadido de la torpe maniobra mediática para presionar a la entidad financiera. Una vez más, el club como arma y como escudo. Lo hemos oído otras veces, incluso en las Corts Valencianes, instrumentalizar al equipo a los mismos que ahora no quieren ni oír hablar del club de sus amores mientras se desliza hacia el abismo. Esta vez no han funcionado las bombas de destrucción emocional masiva, los tiempos no están para la poesía ni para castillos en el aire.
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