LA OPINIÓN DE FRAN GUAITA: "Valencia es muy pequeña"
Y ya es demasiado tarde para andarse con zarandajas. Podría buscar el aplauso fácil cambiando de barco en mitad del océano como han hecho algunos, pero no va conmigo. Sigo pensando exactamente lo mismo que en los últimos meses. El proceso que está a punto de finalizar y a través del que Peter Lim se convertirá en máximo accionista del Valencia ha sido asqueroso. Cutre. Indigno de una entidad casi centenaria.
Vaya por delante que no tenía ni puñeteras ganas de escribir el artículo de opinión. En esta película hay algún listo que -cobrando, por supuesto- ha repartido los papeles sin que un porcentaje notable de los espectadores se haya detenido si quiera a oír. Ni les cuento ya a escuchar. Y da exactamente igual los argumentos que uno exponga. Somos los villanos, los de Bankia, los de la Meseta. Tiene cojones. A lo que iba. Seguro que la mayoría de ustedes tienen jefe. Yo también. Ni una sola vez me ha dicho lo que tenía que opinar. Hoy tampoco lo ha hecho. Pero, eso sí, me ha exigido que opine. Y tengo que opinar. Allá va.
Me ha decepcionado profundamente Amadeo Salvo. No le reconozco. No es la persona que me invitó a acompañarle -él a mí, hago el matiz por las memeces que inventan algunos- en mayo a una conferencia en el Palacio de Congresos. Se interesó por mi opinión al respecto del funcionamiento del club, hablamos de jugadores, de sus ideas, proyectos y de las soluciones para la asistencia financiera y la quiebra técnica del club. Poco tiempo después se vació en una negociación compleja y consiguió que el Tottenham pagara el importe de la cláusula de Roberto Soldado. El tiempo ha demostrado que fue una buena venta.
Todo cambió con la temporada en marcha. Este es el día que no acierto a comprender las razones. Seguro que las tiene, pero a mí no me ha explicado cuáles son. Sí sé lo que piensa de mí y de la redacción de la que formo parte, pero eso me lo guardo.
Creo que no encajó bien las críticas -razonadas- a decisiones erróneas como mantener en el cargo a Djukic sabiendo que el vestuario le había puesto la cruz. Se limpió a Braulio a distancia y por teléfono. El detonante, enterarse de que el gallego había cenado conmigo y con Pedro Morata. Debe ser que él no cena con periodistas. O lo que sea. Se entregó a Rufete, decisión respetable, al que con el tiempo ha tenido que tapar miserias y operaciones que hoy siguen siendo un expediente X -Otamendi-. No quiero pensar que hubiera pasado si es Braulio el que comete el error de desconocer la condición de extracomunitario de uno de sus fichajes. Arde Troya. Y aquí no ha pasado nada. Ni una rueda de prensa ha hecho Rufete para dar explicaciones.
Podría hablar de sus promesas relativas a reuniones con 22 multinacionales para el naming, de la operadora que iba a poner 130 millones de euros para acabar el estadio, de sus previsiones precipitadas para poner en marcha las obras del futuro Mestalla o de sus reuniones -directamente o a través de palmeros y/o empleados- con ciertos sectores del entorno a los que incitar contra según qué medios de comunicación. Pero Llorente, Soler o Soriano tuvieron comportamientos similares y excesos verbales de idéntico pelaje. Nada nuevo bajo el sol.
Sí le reconozco algo. Importantísimo, además. Ha sido el que más ha querido quedarse en el Valencia. Ha recorrido el mundo buscando inversores para vender el club, aunque al principio lo negara. Mintiendo. Él y Aurelio. Ha hecho cien mil veces más kilómetros que, por ejemplo, Manuel Llorente, cuyo concepto de la SAD. estaba anquilosado y dependía únicamente del éxito de Newcoval. Y se ha salido con la suya. Lo ha merecido. La aparición de Peter Lim beneficia al Valencia. Indiscutiblemente. Cualquier solución que contemplara una inyección de inversión es mejor que el status quo del pasado mes de abril. Aunque cada día que pasa tengo el firme convencimiento de que en este asunto, como en tantos otros, no nos han dicho la verdad. Ni Salvo, ni Aurelio, ni Cerberus, ni Zolotaya. En referencia a estos dos últimos, su silencio temeroso y la postura de Bankia respecto a Lim les deja retratados.
Vuelvo al acuerdo de La Castellana. Aún es pronto para escribir de forma tajante. El banco no suelta prenda y otro tanto el consejo o la Fundación. Pero no hay que ser el CEO de Price para leer entre líneas y concluir que la operación a la que dieron forma los responsables de Bankia y el equipo de trabajo de Peter Lim en Madrid no tiene nada que ver con la que votaron los 22 patronos hace unas semanas. Vuelvo a mi planteamiento inicial. Va a dar exactamente igual. Los patronos volverán a escudarse en el informe de la consultora sin hacerse más preguntas -en público- y la sociedad Salvo-Martínez volverá a inflar el pecho con un 22-0 más efectista que efectivo. Fuegos de artificio. Minutos después de hacer una foto forzada y poco creíble aquel 17 de mayo, el representante del Valencia en la comisión gestora desmentía la versión oficial que, entre imprecisiones y balbuceos, había anunciado Aurelio Martínez. Otro episodio del proceso cutre e indigno del que les hablaba más arriba. Pero, como lo de Otamendi, aquí paz y después gloria. Concedemos un par de entrevistas de Pizzi por aquí, regalamos unas cuantas entradas por allá y demonizamos a quienes hacen preguntas.
Respecto a Lim, no puedo ser original. Solo se me ocurre darle las gracias. No me importa demasiado si quiso comprar el Inter, el Liverpool o el Málaga. Ha querido comprar el Valencia. No sé si pone 22, 94'8 ó 357... Pero los pone. Arriesga parte de su patrimonio y no creo que sea el culpable de la falta de transparencia a la hora de explicarnos cómo es definitivamente la operación.
Eso sí, quiero pensar que, además de aquellos a los que solo les importa si vendrá Jackson, Obi Mikel o Enzo, debe haber un sector del entorno al que le preocupa qué pasará con sus fichas si Lim no sigue en 2017, si la inversión en fichajes es de 60 kilos más Rodrigo/André Gomes o si dentro de esos 60 millones ya se incluye a ambos jugadores. Pensando en ese porcentaje -que no sé si es mayoritario o minoritario, pero que es tan importante como el de las cartulinas- hacemos las preguntas impertinentes que hacemos. Y las vamos a seguir haciendo. Porque seguimos sin tener claro -por ejemplo- quién pagará las obras del futuro Mestalla, si el señor Lim avala con garantías personales la refinanciación del crédito de 230 millones, si seguirá Pizzi... Y una larga lista de etcéteras.
Han sido meses jodidos. Para todos. Aurelio Martínez y Amadeo Salvo explicaron en la última asamblea que se le había faltado el respeto a Peter Lim. A mí me han amenazado con partirme las piernas, me han insultado en castellano y en valencià -esto último más doloroso-, me han hackeado la cuenta Twitter y "recomendado" que no vuelva por Mestalla. Es posible que lo haga.
Pero no importa demasiado que un simple accionista vaya al estadio o no. Seguro que la temporada que viene hay más de 40.000 abonados. En esto sí le doy la razón a Salvo. No se puede cambiar de equipo. Y yo tengo muy claro cuál es el mío. Desde que tengo uso de razón. Valencia es muy pequeña. Y el Valencia muy grande.
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